El descenso de la natalidad en Finlandia

La vida en Finlandia sigue su camino, tranquilo y ocupado, dulce y silencioso, apacible y respetuoso. No vamos a dedicarle a Finlandia solamente elogios porque ningún país y tampoco Finlandia es un país perfecto.

Hay muchos retos, grandes retos que afrontar, como el de disminuir la brecha social entre ricos y pibros. Si crees que en Finlandia no hay pobres, te equivocas. La pobreza infantil es un gran problema y es algo muy cruel porque los menores no son responsables de su pobreza. Hace unos días decían en las noticias que existen familias con dificultades hasta para comprar ropas usadas en los «mercados de pulgas».

Muchos padres viven en el desempleo o con trabajos inestables. El precio de los alquileres o de las viviendas anda por las nubes. Vivir fuera de los centros urbanos, donde la vivienda no es tan cara, demanda el uso de vehículos particulares. No es fácil ser padre o madre de familia con niños pequeños.
Ahora puedes comprender un poco por qué la gran responsabilidad de tener hijos no es, hoy en día, una idea muy atractiva para los finlandeses. La natalidad ha descendido ya por 8 años consecutivos. El reto futuro de esta sociedad es como mantener el mismo nivel de vida de hoy, la misma o mejor calidad de los servicios, con menos fuerza laboral.

Se necesitan nuevas estrategias o resignarnos a la triste realidad global de que en nuestro planeta existen demasiados habitantes y en vez de fomentar la natalidad hay que velar por el bienestar de las personas existentes y pensar en políticas poblacionales y migratorias con miras al futuro.

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